Elegir el sujetador correcto.

Seguro que, a pesar de tener un buen fondo de armario de lencería, tenéis la costumbre de utilizar siempre ese par de sujetadores que son vuestros favoritos, con los que os sentís más cómodas, porque no sabéis con certeza cómo elegir talla de sujetador para que os siente como un guante.


Sean o no los más bonitos, ese par de sujetadores son con los que preferimos pasar nuestro día a día, porque nos sientan bien y no estamos esperando impacientes llegar a casa para devolverlos al cajón, ese bendito momento de liberación al final del día…  Eso nos pasa porque no siempre elegimos la talla más adecuada a nuestro busto. Pero, ¿cómo hacerlo?

Diferencia entre talla y copa
La talla de sujetador se define por una letra y un número. La letra se refiere a la medida de la copa o volumen del pecho, mientras que el número se refiere a la talla o medida del contorno del torso.

Cómo elegir talla de sujetador
Si notas que el pecho sobresale mucho del suje, que te aprieta a parte del cierre o que te sobra copa, es que estás usando la talla equivocada. Para conocer la talla perfecta para ti, además de probarte varios modelos in situ, puedes calcularla según tus medidas.

Para elegir talla de sujetador, debes tomar dos medidas. Primero, el contorno de tus pechos por encima de los pezones, sin apretar. Obtendrás la medida de tu copa. Si tu contorno mide 80 cm tendrás una copa A; si mide 85, una B; 90, una C; 95, una D y 100 una E.

La segunda medida es el contorno por debajo de tu pecho. A la medida que obtengas, debes sumarle 15. Por ejemplo, si te sale 75cm, le sumas 15, lo que te da un total de 90. Eso te indicará tu talla. Estas serían tu talla y copa ideales, independientemente del modelo de sujetador que elijas.


Consecuencias positivas de una buena elección
  • Mejora la postura corporal. Al ajustar correctamente el sujetador, se agarra a las dorsales, provocando que nos pongamos rectas.
  • Reparte mejor el peso del pecho en nuestra espalda. Deriva el peso del pecho directamente a las dorsales, no a las cervicales -zona donde recae el peso de un pecho mal sujeto-.
  • Aumenta la salud del pecho a largo plazo, al inmovilizarlo.
  • Reduce el dolor de espalda y de hombros. Al encontrarse todo el pecho debidamente sujeto, la espalda está preparada para aguantar el peso y los hombros ya no se ven machacados por los tirantes.

Consecuencias negativas de no acertar
  • Se clavan los aros, porque no tienen la amplitud deseada, provocando dolor e incomodidad innecesariamente. Además, no suelen quedarse inmóviles.
  • No sujeta. No tiene el contorno que necesitamos para que agarre en las dorsales y la copa no abarca toda la mama.
  • Tira hacia delante. Si no sujetamos el pecho, éste tira de nosotras de forma natural hacia delante y hacia abajo, provocando que tengamos una mala postura y daños en la espalda.
  • Molesta en las cervicales. Al no agarrar las dorsales, el peso del pecho recae por completo en los tirantes del sujetador, que se clavan en los hombros, provocando hendiduras en la piel y el tejido adiposo. Además, tira de nuestro cuerpo hacia delante y perjudica la parte alta de la espalda.



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